La Neuromodulación cortical en el tratamiento de las enfermedades neurológicas.

Las enfermedades neurológicas se producen ya sea por una alteración funcional o estructural en el sistema nervioso central o periférico.

Las enfermedades neurológicas se producen ya sea por una alteración funcional o estructural en el sistema nervioso central o periférico. Estas alteraciones pueden ser de tipo hereditario, congénito, degenerativo o adquirido como es el caso del daño cerebral sobrevenido.

La intensidad de los síntomas y secuelas de cualquiera de estas enfermedades se relaciona principalmente con el sitio de la lesión y su extensión, así como de la cronología de los síntomas. Por ejemplo, las manifestaciones son distintas si se ha producido una alteración estructural de una manera brusca como en el caso de un accidente o progresivamente como en el caso de una enfermedad degenerativa.

Entre las consecuencias del daño cerebral podemos encontrar primeramente las secuelas físicas que afectan al movimiento y sensibilidad, estas causan principalmente discapacidad por una disminución de la autonomía para realizar las actividades basales de la vida diaria. Dichas manifestaciones son consecuencia de lesiones de las vías nerviosas que permiten el control motor (vía piramidal y extrapiramidal).

En segundo lugar, tenemos las importantes secuelas conductuales y emocionales que pueden ser consecuencia de lesiones sobre todo en la parte anterior del cerebro (lóbulo frontal), son incapacitantes, pero a otro nivel, uno a lo mejor mas sensible que afecta la convivencia con su entorno por falta de regulación emocional y de conducta.

Por último, las alteraciones cognitivas con falta de memoria y otras funciones como la capacidad de hacer cálculos, abstraer, comprender conceptos complejos o interpretar de manera adecuada el entorno. Estas se dan por lesiones difusas que afectan estructuras fundamentales para la memoria (hipocampo y áreas corticales de asociación) y la incapacidad que puede producir es similar al de las demencias, con la diferencia que los pacientes con daño cerebral suelen ser varias décadas mas jóvenes.

En el caso del daño cerebral, la alteración de la función se debe a una disrupción brusca en la estructura del sistema nervioso que interrumpe las vías y conexiones que se desarrollaron normalmente en su momento para controlar el movimiento, comportamiento o emociones. El cerebro en estas circunstancias intenta compensar la pérdida de funciones usando las zonas sanas que le quedan, pero se ha demostrado que a veces este intento de compensación a veces realmente interfiere en la correcta recuperación sobre todo de las secuelas motoras.

Desde hace varios años sabemos que el cerebro tiene una capacidad plástica, esto significa que es flexible, que tiene capacidad de cambiar sus conexiones, ya sea por la práctica (por ejemplo, cuando podemos recordar con mayor facilidad algo que repetimos varias veces) o por adaptación a una lesión (por ejemplo, cuando una persona sufre la mutilación de una extremidad y la zona cerebral encargada de esa zona asume nuevas funciones).
En el caso de un ictus que afecta la movilidad de una parte del cuerpo esta plasticidad puede ser inducida ya sea por la práctica (con ejercicios de rehabilitación) o mediante nuevas técnicas que potencian esta plasticidad.

Las mencionadas técnicas de neuromodulación son aquellas que inducen cambios bioquímicos y estructurales en las conexiones cerebrales al estimular las células cerebrales ya sea externa o internamente.

Entre las técnicas no invasivas contamos con la estimulación magnética transcraneal, la neuromodulación interna por neurofeedback y la estimulación directa con corriente continua o alterna. Son técnicas no dolorosas y sin efectos secundarios importantes que potencian o modifican la manera de “reconectar” las neuronas después de una lesión.

Las tres técnicas mencionadas cuentan con un gran número de estudios que avalan su efectividad, aunque la escasa duración de su efecto no permite usarlas sin combinarlas con técnicas habituales de rehabilitación, fisioterapia y terapia ocupacional.
Estas técnicas deben constituir una nueva fuente de multidisciplinaridad en la aproximación al paciente con daño cerebral.

El efecto que buscan todas estas técnicas es reforzar la conectividad de las neuronas aledañas a la lesión e impedir la interferencia de otras zonas cerebrales que se ha demostrado que interfieren en esta recuperación.

Dada la novedad y potencial de estas técnicas, en la unidad de daño del Hospital Beata María Ana en colaboración con la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad Francisco de Vitoria y el grupo GNEC del CSIC se ha instalado un completo laboratorio de neuromodulación no invasiva liderado por el Dr. Romero Muñoz que actualmente desarrolla proyectos de investigación orientados a definir los protocolos que mejor se ajusten para potenciar la rehabilitación de pacientes con daño cerebral adquirido.

El laboratorio cuenta con importantes colaboraciones dentro y fuera de España y representa una apuesta clara de nuestra unidad por la innovación en la rehabilitación. Los proyectos mas próximos se centran en la rehabilitación motora de miembro superior y en la rehabilitación de las lesiones que producen heminegligencia.
Esperamos que las técnicas de neuromodulación no invasiva formen parte cada vez mas importante en los protocolos de rehabilitación de daño cerebral y otras enfermedades neurológicas.

Juan Pablo Romero Muñoz
Neurólogo de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana

Marcos Ríos Lago
Neuropsicólogo, Jefe de la Unidad de Daño Cerebral del Hospital Beata María Ana